1  Sufijo que denota proceso. Está constituido por la combinación de dos elementos: -ō-, que se usa para formar verbos, y que indica ‘proceso’, y -sis, que sirve para formar nombres abstractos. El valor originario, por tanto, es ‘proceso’. Está representado en el vocabulario actual tanto en palabras antiguas, la mayor parte de ellas reintroducidas en el Renacimiento ("anfidiartrosis", "cianosis", "necrosis"), como en neologismos ("mitosis", "sinostosis").

2  Sufijo que denota proceso patológico. A partir del valor básico de ‘proceso’, se especializó en el vocabulario médico griego para pasar a significar ‘proceso patológico’; con este valor lo tenemos en términos antiguos como "esclerosis" y "estenosis". Después, estas palabras sirvieron de modelo a neologismos como "neurosis" (siglo XVIII), "cirrosis" (siglo XIX) y "avitaminosis" (siglo XX). Obs.: Puede verse también "-iasis", constituido en griego por la combinación de dos elementos: -iā-, que sirve para formar verbos e indica 'proceso’, y -sis, que sirve para formar nombres abstractos. La preferencia por "-osis" o "-iasis" depende del caso: osteoporosis y xerosis, por ejemplo, usan la primera forma, mientras que litiasis y psoriasis usan la segunda.

3  Sufijo que denota enfermedad infecciosa o parasitosis. Corresponde a una especialización de la segunda acepción que se documenta en los siglos XVIII ("pediculosis"), XIX ("triquinosis") y, sobre todo, XX ("virosis"). Obs.: Adopta con frecuencia la forma "-asis" o "-iasis". La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Federación Mundial de Parasitólogos (WFP) recomiendan formar los nombres de las parasitosis con el sufijo "-osis", pero en el uso se han impuesto con frecuencia los nombres terminados en "-asis" o en "-iasis".

4  Sufijo que denota enfermedad degenerativa. Corresponde a una especialización de la segunda acepción, propia de los siglos XIX y XX, utilizada en contraposición a términos formados con el sufijo → -itis, como "artrosis" (frente a "artritis") y "nefrosis" (frente a "nefritis").